28 agosto 2010

Lila Oscuro y Brillante (4 parte)

El aprendiz fue al mercado del pueblo a ver q podía sacar del viejo anillo del maestro. Desde q estaba bajo su tutela, siempre había visto ese anillo en la mano de su maestro, no recordaba q este se lo hubiera quitado ninguna vez.
Llegó al mercado y enseguida se dispuso a ofertar el curioso anillo. Ante su oferta, la gente paraba a examinar el objeto, pero la mayoría le ofrecía por el un par de monedas de plata como mucho. Hubo quien, por ayudar, le ofreció unas cuantas monedas de cobre y una jarra, pero la mayor oferta q pudo conseguir no pasó de las tres monedas de plata.
Agotado y decepcionado, el Aprendiz volvió a casa de su maestro con el anillo y las pobres ofertas q le habían hecho. El maestro le escuchó y le dijo q no se desesperara y volviese a hacer la misma oferta, pero esta vez a un anticuario q el maestro conocía de mucho tiempo atrás. Le indicó la dirección y el aprendiz se dirigió ahí con la duda de para que serviría todo aquello.
- Pues si, la verdad -salté, indignado- es una tontería todo eso de intentar vender el anillo pfuaa esta historia me esta aburriendo.
Porq la tortuga no tenía cejas, pero habría jurado q hizo un gesto igual al de levantar una sola ceja. Me sorprendí sobremanera y empece a reirme.
- Perdona, perdona sigue por favor -rectifiqué y la tortuga siguió con la historia después de un grave suspiro.
El Aprendiz llegó a la tienda del anticuario. Nunca había ido por esa calle ni había entrado a ningún sitio como aquel. Un olor a incienso lo inundaba todo el local q esta inundado de humo. De las paredes colgaban objetos de todos los tipos y tamaños. Al fondo, casi oculto por las pilas y pilas de singulares objetos colocados al azar por toda la tienda, se podía distinguir un mostrador de madera antigua. Detrás de el estaba sentado un hombre mayor con una barba blanca muy larga.
-Hola muchacho, q te trae por aquí?
-Venía a ofrecerte un anillo.
-Ven, acercalo para q lo pueda ver.
El joven le extendió la mano con el anillo y el hombre contempló el anillo fijamente. Acto seguido sacó una especie de monóculo y siguió estudiandolo bajo la luz de una lampara q estaba encendida encima de la mesa.
-Ummm si la compra corre prisa, podré darte por él como mucho 70 monedas de oro, pero con un poco de tiempo podría darte algo más.
El aprendiz se quedó atónito y cuando recuperó el movimiento, se levantó de la silla, cojió el anillo q el hombre había dejado encima de la mesa y salió corriendo dejando caer un "adiós" al salir por la puerta.
Fue corriendo a casa de su maestro y al llegar y empezar a contarle lo q había pasado, el maestro le tuvo de hacer callar pues no entendía nada de lo que le decía su aprendiz, q estaba extremadamente nervioso y emocionado.
El muchacho se tranquilizó y le contó calmadamente lo q había pasado en el anticuario y le devolvió el anillo a su maestro. Este se lo puso de nuevo en el dedo índice y le explicó a su alumno una reflexión q este no olvidaría jamás

- Creo q yo tampoco la voy a olvidar, como sea tan buena como todas las q me llevas contando hasta ahora -le dije a la tortuga con una sonrisa. Ella también sonrió y puso sus siguientes palabras en boca del maestro:
-Este anillo es como las personas, como cada una de ellas, como tu y como yo. Aparentemente no parece tener gran valor para la mayoría, quizás alguno lo quiere por ser antiguo, pero casi todo el mundo le atribuye un valor muy por debajo del q tiene en realidad. Tan solo la gente comprensiva, la gente que sabia y ancha de vistas, la gente buena y conocedora de la naturaleza humana, la gente que te quiere incondicionalmente, solo ell@s son capaces de ver tu verdadero valor.

1 comentario:

Si no tienes ninguno de los perfiles que piden, pues le das a anonimo o a nombre/url, en este ultimo caso poner tu nobre para que sepa quien eres. De todas maneras me gustaria saber tu opinion de lo que sea. Gracias